Domingo 23 de noviembre
Podrá ser domingo, pero de manera natural antes de las 7 ya tengo los ojos abiertos. No es algo que me guste ya que sigo cansada y con sueño, pero el reloj interno me hace un poco la puñeta y no me deja volver a dormirme... Sin embargo supongo que tiene la parte buena de "A quién madruga, Dios le ayuda".
Los domingos por la mañana los utilizo para dedicarme y autoregalarme un par de horas de relax total desayunando en el buffet del Marriott. De verdad, ni os podéis imaginar ¡cuánto valoro este momento! Durante toda la semana estoy rodeada de niños a los que adoro y con los que me lo paso fenomenal, pero que logran absorberme toda la energía que tengo dentro. El simple hecho de poder estar un rato sola, leyendo tranquila el periódico (sí, por fin he conseguido el hábito de leer el periódico cada día :) ) mientras escucho música, bebiendo mi zumo de zanahoria con manzana, tomando el yoghurt con cereales, la tortilla con queso, champiñones y tomate, mis tostadas con nutella y finalmente el capuchino sin prisa alguna ni nadie alrededor que me diga "Ma'am can you sign my diary? Ma'am can you give me a pencil? Ma'am he is teasing me! Ma'am I have finished the exercise! Ma'am can I go to the washroom? Ma'am..." no tiene palabras!
Pero además de todo esto, hoy ha sido un desayuno especialmente interesante. Mis dos compis han decidido unirse conmigo un poco más tarde y los debates han empezado a surgir...
- ¿Es el Facebook una buena red social para comunicarnos los unos con los otros o es una herramienta para mostrar lo mejor de nosotros mismos e intentar ganar la estima de los demás? ¿Dónde está el límite?
¿Por qué tenemos una cuenta en Facebook? Si la utilizamos únicamente como herramienta para comunicarnos con los "nuestros" (que a veces estamos hablando de más de 1.000 "amigos"), ¿por qué nos importa tanto cuántos "likes" tenemos en las fotos, lo que piensen los demás o los comentarios que nos hacen?. Los "nuestros" nos quieren tal y como somos, con lo bueno y con lo malo, con nuestras mejores caras y con las peores (pero nosotros únicamente colgamos fotos en las que salimos bien y/o tienen algo único), así que ¿¡por qué pensamos tanto antes de publicar algo e incluso tenemos en cuenta la hora que es para que lo vea el máximo número de gente posible!?
¿Por qué no utilizar simplemente el correo electrónico como medio de comunicación con la gente que realmente nos importa? ¿Qué nos aporta de más Facebook? Puede que sea el hecho de que hay gente que no te escribirá jamás un e-mail pero sí colgará cosas en Facebook o te hará comentarios a través de la plataforma. ¿Y eso por qué?
¿Por qué a veces nos sentimos mal, envidiosos o que no valemos lo mismo que los demás, al ver otras fotos y/o lo que cuelgan nuestros "amigos"? ¿Es falta de confianza en nosotros mismos, inseguridad, poca autoestima?
¿Por qué pasamos tiempo cotilleando otros perfiles, incluso perfiles de gente que ni conocemos? ¿Por qué a veces vivimos de la vida de los demás y perdemos el tiempo en cosas tan banales en vez de alegrarnos por nuestra manera de vivir la vida y valorarla y en el caso que no nos guste, hacer lo posible por cambiarla ya que está en nuestras manos.
¿Cómo poder enseñar y aprender a hacer un buen uso de Facebook? Encontrar aquella manera a través de la cual pudiésemos crecer tanto personal como profesionalmente, ¿es algo imposible? No sé, pero nosotros no hemos encontrado la respuesta después de intentar dar respuesta a todas estas preguntas...
- Empatía, es importante vivirla y entenderla a través de tus acciones diarias. ¿Cuánta gente es realmente empática? ¿Cómo enseñarla y darle la importancia que se merece?
Diría que en mi caso, he aprendido a comprender y a valorar cada vez más esta palabra desde 2012 que entré en el Programa de Empieza por Educar y empecé a ser profesora en PCPI y a conocer a mis alumnos y compañeros de trabajo. No es que antes no la creyese importante, pero es que no me había parado un instante a pensar de verdad en el gran poder de la misma y en las consecuencias que puede tener el hecho de aplicarla en pequeñas acciones de tu día a día.
¿Ayuda el hecho de trabajar en el mundo social a ser más empático y a saber ponerse en el lugar de los demás? No lo sé, en mi caso diría que me ha ayudado enormemente el hecho de estar en el mundo educativo y en contextos muy diferentes a los que estaba acostumbrada. Pero la empatía debe ir mucho más allá y se debe aprender esta cualidad desde que somos bien pequeños. No solamente aprenderla (la gran mayoría de veces es la gente de nuestro alrededor quien nos sirve de ejemplo), sino comprenderla y saber el por qué es fundamental.
Os dejo con este artículo de la revista Forbes en relación a este tema:
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